domingo, 28 de septiembre de 2008

viaja el eco

Noche de luna llena que abre el silencio como un abrelatas. Cada herida es un nuevo silencio, un eco que se apaga. Hace años que estaba intentando comenzar esta narración. Desmesurada empresa. Uno se decide a escribir cuando ya no tiene nada bueno por hacer. O no encuentra interés en nada.
Pasé por todas las etapas. La de escribir una novela fantástica, política, ensayos, poesía, relatos, cuentos. También sobre avatares estéticos se debatieron mis pensamientos. Ahora estoy decidido a escribir de la manera más experimental, más directa. Comencé una historia sin historia hace unos meses. Yo decía a las personas que se trataba de un proyecto de novela y cuando empecé a esbozar los primeros bocetos, párrafos de una historia desarticulada en varias,
decía que ya estaba escribiéndola. La novela no existe. Son apenas piezas, todas aparentemente independientes entre sí, acomodándose, relacionando sus bordes, interponiéndose. Y sin protagonista en común.
En tiempo de verano, las cosas parecen más soportables. Ahora recién es octubre pero los primeron calores se avecinan. En esta época se produce una descompresión corporal que nos invita al desparpajo. Y sin embargo, lo mío sigue siendo una ausencia inefable, remachada a un deseo que estalla. Aguarda la íntima instantánea que se derrite sobre mi piel de cocodrilo. Y se derrama. Miles de ilusiones sobre un río a punto de secarse.
Los amores han sido flechados por la incomprensión, en medio del hastío de cada corazón. A veces espero hasta el amanecer sin pensar en nada, a veces soy feliz. A veces se me estrujan las tripas hasta el lexotanil.
Viajo en colectivo y mi cabeza se proyecta a otra dimensión. Viajar parado es imposible. Pero al sentarme y a medida que el colectivo avanza van desapareciendo las preocupaciones más inútiles
pero que tantas veces me atormentan. Atravieso inconcebibles espacios de nada, de blancura absoluta, o leo algo, como esos momentos de "Tropico de Capricornio". Miller se precipita a atender las profundidades más tibias del subconciente herido.