
Cuando se encontraron sus miradas,
él y ella estallaron en un único instante,
tan largo y cálido como el aliento de una exhalación.
Y desaparecieron de ese tiempo que no existe
por acontecido o porvenir
y sin embargo lleva por destinos hambrientos
de ansiedades insomnes,
de recuerdos insondables,
de amaneceres inciertos.
Si agitan las alas soñarán despiertos
pero ese espacio inmenso develado
se apretará en sus ojos y no habrá despertar.
Cuando se encontraron sus miradas
él y ella escaparon en un mismo viaje
tan cierto y fugaz como el silencio de una bendición.
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