domingo, 9 de septiembre de 2012

  
El hombre mayor
 
 
 
 
 
Pensaba que uno de estos días un hombre mayor iba a golpear a mi puerta y se iba a presentar con cortesía. Yo iba a darle la mano, no muy fuerte pero con firmeza. Iba a hacerlo pasar mientras corría a los perros que saltaban y ladraban alegremente. Yo le iba a ofrecer una copa del vino que estaba tomando, pero el iba a preferir unos mates. Como no habría yerba él iba a aceptar finalmente la copa.
   Después íbamos a sentarnos en el living, uno frente al otro. Entonces, con tristeza implacable,  él iba a empezar a decirme todo lo que yo ya sabía, pero me negaba a aceptar. Y yo no iba a decir nada... iba a a ponerme de pie y moviendo las manos como quien disipa el humo de un cigarro  iba a hacerlo desaparecer. Como quien espanta un silencio molesto que se niega a partir de una vez. Como quien ventila el gas de la hornalla que una corriente de aire apagó.
   Pensaba que iba a suceder uno de estos días y ahora lo escucho golpear a la puerta. Allí está el vino.... allá las copas, el silencio.  Aquí la absoluta certeza de que si lo hago pasar ya nunca más seré el mismo.

  

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