martes, 25 de septiembre de 2012

LLOVER CON TODO

   Hay pocas cosas más penosas para un hombre solitario que ser sorprendido por la lluvia y verse obligado a resguardarse bajo un techo, porque es entonces cuando inevitablemente lo asalta el más triste de los pensamientos...
   Uno los puede ver allí, con las manos en los bolsillos y los zapatos mojados, con la mirada perdida en un punto lejano, con los recuerdos transitando calles del pasado, empecinados sin dudas, en arremolinarse todos ellos en la esquina de la desolación, para regresar en yunta a cagarse a trompadas con los sueños perdidos del presente y resignarse, entonces sí, a adentrase  para siempre en el tiempo y dejarlos en paz, pero con el cansancio de las grandes esperas.
   Es por eso que prefiero mojarme hasta los huesos a detenerme bajo un alero, aun bajo la más feroz de las tormentas.

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